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Hospital del Rey (Burgos)

El Hospital del Rey fue uno de los más importantes albergues de peregrinos del Camino de Santiago y el que ofrecía mejores servicios a los transeúntes y enfermos de la ciudad. Situado a las afueras de Burgos, atravesando el río Arlanzón por el Puente de Malatos y tras el parque de El Parral, fue fundado en el año 1195 por el rey Alfonso VIII de Castilla y su esposa, la reina Leonor Plantagenet.

El Hospital del Rey quedó bajo la custodia de la abadesa del Monasterio de las Huelgas. Aunque en un principio el edificio era de estilo cisterciense, las reformas posteriores le dieron finalmente el aire renacentista que podemos observar en la actualidad.

Hospital del Rey, Puerta de entrada

El hospital estaba administrado y mantenido por una comunidad de freires (12 hombres y 8 mujeres) pertenecientes a la Orden del Císter, dirigidos por un Comendador. En total, se calcula que trabajaba habitualmente en estas instalaciones un centenar de personas, entre freires, sirvientes, mozos y distinto personal.

Tras la desamortización de Mendizábal, el edificio pasó a depender de la Junta de Beneficencia Municipal y en 1874 fue absorbido por la corona española. Durante la guerra civil, fue utilizado por las tropas rebeldes como hospital militar, hasta que en los años ochenta el edificio fue finalmente reconstruido para destinarlo a ser sede de la Universidad de Burgos.

En la actualidad, el Hospital del Rey es propiedad del Patrimonio Nacional y alberga la sede del Rectorado de la universidad y la Facultad de Derecho, además de la biblioteca universitaria.

Exterior del Hospital del Rey

En el complejo destaca la Puerta de Romeros, una admirable obra de estilo plateresco de 1523 y obra de Juan de Salas, por la que los peregrinos accedían al patio del mismo nombre y a la iglesia.

Junto a esta puerta, se ubica la Ermita de San Amaro, construida en 1964 y lugar en el que reposan los restos del santo, un peregrino francés del siglo XIII que, tras establecerse finalmente en Burgos, dedicó su vida al cuidado de otros peregrinos que transitaban por la ruta jacobea y de los enfermos que llegaban hasta este hospital para pobres.

La Ermita de San Amaro es de estilo barroco, con un retablo mayor de estilo neogótico y un pequeño cementerio adyacente, del siglo XVIII.

Ermita de San Amaro

Las dependencias se distribuyen alrededor del Patio de Romeros, un patio porticado de estilo renacentista y constituido por cuatro arcos sobre pilares abalaustrados y hornacinas.

Alrededor del patio se encuentra la Casa del Fuero Viejo, el lugar en el que el rey Pedro I de Castilla entregó a los castellanos el Fuero Viejo de Castilla.

Hospital del Rey, Patio de Romeros

También podemos admirar un pórtico renacentista obra de Juan de Vallejo, en la que se nos muestra una serie de figuras que hacen referencia la carácter servicial y altruista del establecimiento.

Como remate de todo el conjunto, podemos visitar la iglesia de estilo barroco del siglo XVII. En ella destacan los portones de madera tallada, del siglo XVI y en los que podemos ver las imágenes de Adán y Eva, además de una imagen de Santiago y de varios peregrinos a su alrededor.

La torre de la iglesia es una construcción de planta cuadrada, de tres cuerpos de altura y campanario, todo ello construido en mampostería. El primer cuerpo data del siglo XVI, mientras que la parte más alta de la torre es obra de finales del XVII y principios del XVIII.

Torre de la Iglesia del Hospital del Rey

La torre dispone de ventanales dobles a cada lado, con arcos de medio punto y, en su parte superior, óculos circulares sobre los que se sustentan las cornisas.

Otra puerta de entrada a las instalaciones es la denominada Puerta de los Moros, por la que accedía el personal de servicio a las viviendas a las que tenían derecho.

El Hospital del Rey contaba con una enfermería, construida durante el siglo XIII y de la que ya no quedan restos. Originalmente era de estilo gótico, con una planta de tres naves y algunos elementos mudéjares. En 1910 se derribaron los pocos restos que quedaban de lo que debía ser una magnífica construcción.

Hospital del Rey, entrada

En su época de máximo esplendor, el Hospital del Rey contaba con 87 camas, 66 para hombres y 21 para mujeres, distribuidas en dos dormitorios. Además de alojamiento y fuego para resguardarse de los rigores castellanos, el hospital ofrecía alimentación. Cada peregrino tenía derecho a una ración diaria (comida o cena), a base de pan, caldos o potajes, un trozo de carne y una ración de vino.

En total, se calcula que en este hospital de peregrinos se servían unas doscientas raciones diarias de alimentos, además de otras tantas para los enfermos que eran tratados en la enfermería.